Somos una pareja amante de los viajes, la música y la comida vegetariana. Tenemos un perro rescatado llamado Cirilo. Somos fotógrafos de bodas.
El motor que nos mueve es la eterna curiosidad que sentimos por la naturaleza, los lugares, los objetos pero por sobretodo las personas. Aprender es nuestra obsesión. Aprender de todo y de todos, llevarnos un pedacito de sabiduría de cada experiencia vivida.
Tenemos 8 años de relación, y hace 4 nos dimos cuenta de que no solo podemos compartir nuestra vida, sino nuestra pasión: la fotografía. Por eso decidimos emprender este proyecto que ha hecho que nuestro hobby ahora sea nuestro "trabajo". Nos sentimos realmente privilegiados de poder vivir de esto.
Nuestra fotografía es el reflejo de lo que pensamos, lo que somos y cómo vemos el mundo. Una forma de conocernos es ver nuestras cuentas personales de Instagram (@adridol, @drusma) plataforma que refleja nuestras costumbres, lo que nos gusta y el estilo que cada uno ha ido formando.
En el caso de la fotografía de bodas nos gusta hacer las cosas lo más natural posible. Nos esforzamos al máximo para que las parejas se sientan cómodas en nuestra presencia, primero porque realmente estamos interesados en construir un lazo con ellos y que haya una genuina sensación de confianza y también porque sabemos lo difícil que puede resultar estar del otro lado, ser constantemente apuntados con una cámara durante gran parte del día puede llegar a ser intimidante. Esto se trata de confiar, vivir los momentos con consciencia de lo especiales que son y sobre todo de disfrutar cada minuto.